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Foto del escritorGEAS Brasil

Identificación de las tortugas marinas

Las tortugas marinas forman parte del linaje más antiguo de reptiles vivientes, estando presentes desde el Jurásico (PRITCHARD, P. 1997; CUBAS, Z. et al, 2020). El origen de estos animales es terrestre, pero se han adaptado al medio marino. Entre las adaptaciones que el grupo desarrolló se encuentran los miembros locomotores que se convirtieron en aletas, con pequeñas garras; así como su caparazón se aplanó dorsoventralmente, volviéndose así más ligero e hidrodinámico. Otra adaptación fue la aparición de glándulas salinas, situadas detrás de los globos oculares, que tienen la función de filtrar el exceso de sodio del organismo (WYNEKEN, J. 2004; CUBAS, Z. et al, 2020).

Hay siete especies de tortugas marinas en el mundo, cinco de las cuales se dan en la costa brasileña. Estos animales se dividen en dos familias: Cheloniidae, con cuatro especies: la tortuga verde (Chelonia mydas), la tortuga boba (Caretta caretta), la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) y la tortuga golfina (Lepidochelys olivacea)); y Dermochelyidae, con una sola especie (la tortuga laúd (Dermochelys coriacea)). También hay otras dos especies de la familia Cheloniidae, la tortuga australiana (Natator depressus), que sólo se da en la costa de Australia, y la tortuga lora (Lepidochelys kempii), que se da en el océano Atlántico, principalmente en la costa del golfo de México. Todas ellas figuran en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (KERSTING, D. et al, 2009). Por ello, se utilizan métodos biométricos y de fotoidentificación para vigilar estas especies y seguir investigando sobre su conservación.

La identificación de las especies de tortugas marinas suele llevarse a cabo mediante las características del cráneo y las placas dérmicas de la cabeza y el caparazón. Además, se puede utilizar la forma de la mandíbula y el número de dígitos de las aletas (WYNEKEN, J. 2004). Las principales placas dérmicas del caparazón utilizadas en este método son las placas marginal, costal, vertebral y nucal (Figura 1). En la tortuga carey (Eretmochelys imbricata), también se utilizan los escudos inframarginales. El plastrón también tiene sus propias características, pero se utiliza para localizar las estructuras internas del animal.

La tortuga verde (Chelonia mydas) tiene cuatro pares de placas laterales, y las placas están yuxtapuestas. La cabeza tiene un par de placas (o escudos) prefrontales y cuatro pares de escudos postorbitales (MÁRQUEZ, M.R. 1990). El color del caparazón es verde grisáceo (Figura 2. A), pero el nombre de tortuga verde se debe a que el tejido lipídico de estos animales es verde debido a su dieta de algas (SANTOS, A. et al. 2011). Esta especie tiene una longitud media de 110 cm y un peso de 145 kg (INDIAN OCEAN TUNA COMMISSION et al. 2011). La tortuga boba (Caretta caretta) tiene la cabeza más grande que las demás, con 2 pares de placas prefrontales (o escudos) y 3 pares postorbitales (MÁRQUEZ, M.R. 1990). El color del caparazón es marrón amarillento (Figura 2.B) y tiene 5 pares de placas laterales, estando las placas yuxtapuestas. Esta especie tiene una longitud media de 100 cm y un peso de 100 a 180 kg (INDIAN OCEAN TUNA COMMISSION et al. 2011).Su dieta es omnívora, compuesta por peces, crustáceos, medusas y gasterópodos (CUBAS, Z. et al, 2020). La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) tiene 4 pares de placas laterales, con las placas superpuestas. La cabeza tiene 2 pares de placas prefrontales (o escudos) y 3 pares de placas postorbitales (MÁRQUEZ, M.R. 1990). El caparazón es de color marrón (Figura 2.C). Esta especie se identifica por su pico córneo puntiagudo y tiene una longitud media de 90cm y un peso de 60kg (SANTOS, A. et al . 2011; INDIAN OCEAN TUNA COMMISSION et al. 2011). Su dieta es omnívora, pero debido a la forma de su pico es predominantemente espongívora (CUBAS, Z. et al, 2020). La tortuga golfina (Lepidochelys olivacea) tiene de 5 a 9 pares (normalmente 6) de placas laterales, y las placas son asimétricas. La cabeza tiene 2 pares de placas prefrontales (o escudos) y 3 pares postorbitales (MÁRQUEZ, M.R. 1990). El color del caparazón es verde oliva (Figura 2. D). Esta especie tiene una longitud media de 70cm y un peso de 45kg (SANTOS, A. et al . 2011; INDIAN OCEAN TUNA COMMISSION et al. 2011). Su dieta es omnívora, incluyendo peces, cangrejos, ostras, erizos, camarones y algas (CUBAS, Z. et al, 2020).La tortuga laúd (Dermochelys coriacea) tiene 7 quillas longitudinales y, a diferencia de las otras especies, carece de placas. Además, la cabeza y las aletas están cubiertas de piel, también sin placas ni escudos (MÁRQUEZ, M.R. 1990). El caparazón es negro con manchas blancas, azuladas y rosadas (Figura 3). Esta especie es la más grande de todas, con una longitud media de 170 cm y un peso medio de 450 kg (SANTOS, A. et al. 2011; INDIAN OCEAN TUNA COMMISSION et al. 2011). Su dieta es omnívora, incluyendo cnidarios (medusas) y tunicados (CUBAS, Z. et al , 2020).

Las otras dos especies son fáciles de identificar porque se dan en regiones endémicas. La tortuga marina australiana (Natator depressus) tiene una longitud de 76 a 96 cm y un peso medios de 70 a 90 kg. Su dieta es omnívora e incluye medusas, pepinos de mar, calamares, pulpos y otros invertebrados blandos. A diferencia de las demás, las crías de esta especie prefieren las aguas costeras antes que dispersarse por el océano. Además, son las tortugas marinas más rápidas porque su caparazón es más plano y está más desarrollado para la hidrodinámica. La tortuga de Kemp (Lepidochelys kempii) tiene una longitud de hasta 0,6 m y un peso medio de hasta 45 kg. Su dieta es carnívora, alimentándose de moluscos y crustáceos. Las tortugas del género Lepidochelys (tortuga lora y tortuga de Kemp) son las únicas que tienen un comportamiento de reproducción en masa.Este fenómeno se conoce como arribada y consiste en que 10.000 tortugas hembras de este género se reúnen para desovar juntas durante un periodo de 1 a 3 días.

Los métodos de identificación de las tortugas marinas de la costa brasileña se están perfeccionando a medida que se realizan más investigaciones. En Brasil, gran parte de lo que sabemos sobre las tortugas marinas procede de datos recogidos por organizaciones que trabajan para conservar estas especies, como el proyecto TAMAR. El uso de marcadores moleculares es un método innovador que también se ha utilizado para identificar especies y posibles procesos de hibridación, especialmente entre las especies de tortuga verde (Chelonia mydas) y tortuga carey (Eretmochelys imbricata) (DA SILVA et al, 2021). En definitiva, es necesario destacar la importancia de estas especies para el ecosistema marino. Estos animales han alcanzado un alto nivel de estabilidad evolutiva dentro de su nicho en el planeta. Estas especies controlan innumerables organismos acuáticos debido a sus patrones de alimentación. Además, forman parte de la cadena alimentaria de otras innumerables especies marinas. El estudio de las tortugas marinas es fundamental para comprender la vida en el medio oceánico. Por ello, se han realizado y se siguen realizando numerosas investigaciones sobre microbiología, virología, parasitología y patología, entre otros temas aplicados a estos animales.

Al tener una dieta variada, ingieren accidentalmente plásticos y otras basuras que flotan en los océanos y, al no poder metabolizar estos residuos, estos animales encallan muy debilitados o, la mayoría de las veces, muertos. En vista de ello, es necesario llevar a cabo campañas en favor de las tortugas marinas que incluyan a todos los sectores de la sociedad, especialmente a los residentes de las regiones costeras, ya que están en mayor contacto con esta realidad. En este sentido, dichas campañas podrían generar una sensibilización masiva sobre la importancia de conservar estas siete especies para el equilibrio del ecosistema global del planeta.


 


Figura 1: Placas dérmicas del caparazón de una tortuga marina.

Fuente adaptada de: MÁRQUEZ, M.R., 1990.

 


Figura 2: Imagen A: Tortuga verde (Chelonia mydas). Imagen B: Tortuga boba (Caretta caretta). Imagen C: Tortuga carey (Eretmochelys imbricata). Imagen D: Tortuga golfina (Lepidochelys olivacea).

Fuente adaptada: MÁRQUEZ, M.R., 1990.

 


Figura 3: Tortuga laúd (Dermochelys coriacea).

Fuente adaptada de: MÁRQUEZ, M.R., 1990.


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