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El uso del condicionamiento aversivo en pumas (Puma concolor) en la mitigación de conflictos antrópicos y sus desafíos

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El conflicto entre humanos y animales de vida libre es un factor limitante y un gran desafío en la conservación de varios grandes carnívoros amenazados de extinción, como ya registrado para tigres (Panthera tigris) y linces (Lynx lynx), por ejemplo (Barlow et al., 2010; Graham et al. 2005). Históricamente, las estrategias de control letal son predominantes. En el control letal ocurre la eliminación de especímenes animales con el fin de controlar la población o reducir la tensión social generada por el conflicto (Lorand et al., 2022). Este método ha sido asociado con la erradicación de poblaciones o incluso especies de ciertas áreas (Nyhus, 2016). Los carnívoros tienen un papel ecológico esencial al moldear la composición y estructura de paisajes, a través de la regulación de las poblaciones de animales herbívoros y su impacto en la vegetación (Lorand et al., 2022). Así, con el objetivo de evitar la pérdida de vidas humanas y animales, además de mitigar los impactos en plantaciones, ganado y propiedades, los métodos de intervención no letales han sido priorizados (Nyhus, 2016). 

La adopción de condicionamiento aversivo para depredadores, en un intento por aumentar el miedo a los humanos, es una posibilidad de manejo no letal. Además de estas técnicas, el uso de cercas, alarmas y explosivos a gas también pueden ser tácticas para ahuyentar o limitar el acceso de estos depredadores en determinadas propiedades o localidades (Lorand, 2022). Ante esto, un estudio de Parsons y colaboradores (2024) evaluó la eficacia del acondicionamiento aversivo en onzas-pardas (Puma concolor) mediante el uso de perros de caza. Es necesario considerar que el uso de perros de caza es un enfoque controvertido y desafiante (Dellinger, 2023), sin embargo, puede ser una alternativa a ser aplicada en áreas con historia de conflictos de interfaz humano-salvaje como sustitución de estrategias de control letal. La técnica utilizada,  denominada "Hazing", se caracteriza por prácticas que tienen como objetivo enseñar a animales de vida libre a mantenerse alejados de los humanos (Munson, 2025). Tiene como objetivo la construcción de una asociación negativa entre un estímulo inicial y un estímulo aversivo doloroso (como el uso de bolas de paintball) o estresante (como la persecución con perros), de manera que tal estímulo inicial provoque una respuesta de miedo (Blumstein, 2016).

El área de estudio abarcó la región noreste de Washington (USA), en la cual el conflicto con los jaguares-pardos representa un problema crónico. En el período de noviembre de 2019 a marzo de 2024, se capturaron animales con más de 2 años de edad ubicados cerca de las áreas de ocupación humana, que recibieron un collar con dos dispositivos GPS y pendientes para la identificación. Estos animales fueron divididos en un grupo control (n=12) y un grupo tratamiento (n= 29), siendo que todos los individuos fueron expuestos al acercamiento humano, pero solo el grupo tratamiento fue expuesto a la acción posterior de los perros de caza.


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Leyenda. Mapa del área en la que se realizó el estudio, demostrando: la densidad humana (en población por km 2), la localización de cada onza en el momento de la primera aproximación (puntos negros) y los límites del Servicio Forestal de USA (USFS - U.S. Forest Service boundaries). La línea superior punteada negra indica la frontera entre Washington - USA y Columbia Británica - Canadá, mientras que la de la derecha indica la frontera entre Washington - USA e Idaho - USA. Créditos. Mitchell Parsons - artículo "Evaluating The Efficacy of Aversive Conditioning of Mountain Lions with Hounds" figura 1.

La fase de acercamiento humano se inició a unos 400 m de distancia de una onza identificada. El equipo reprodujo un podcast con la conversación de un grupo de personas en el volumen de 80 dB mientras se acercaba al animal a velocidad constante. Durante este abordaje, se midió vía GPS la distancia entre el observador y el animal cuando éste comenzó a moverse, denominándola FID (del inglés "flight initiation distance" cuya traducción libre es "distancia inicial de voo"). Una vez que el movimiento del animal comenzó, se estableció la fase de monitoreo, en la cual se midió la distancia que el animal se movió hasta que se detuvo por 30 segundos. En el grupo de tratamiento esto marcó el inicio de la fase de Hazing con la adición de los perros de caza entrenados para alejar las onzas. Una vez que el depredador se alejaba, los observadores humanos se acercaban rápidamente al área para recoger a los perros. Cabe destacar que en la primera fase de Hazing se utilizaron armas de paintball como estímulo inicial doloroso.


Al final de la investigación se concluyó que las onzas del grupo tratamiento demostraron mayor aversión a la aproximación de los observadores, siendo que la FID aumentó a lo largo de las pruebas. Destaca que en el grupo control los animales se acostumbraron a esta aproximación con una considerable reducción de la FID, lo que sugiere que en ausencia de un estímulo aversivo los animales pueden acostumbrarse gradualmente a la presencia humana. Estos resultados sugieren que el uso de perros de caza como estímulo aversivo puede ser una alternativa para el control de conflictos entre humanos y jaguares pardos, siempre que sea una práctica regulada y debidamente planificada. Sin embargo, es de suma importancia considerar que el estudio no investiga las consecuencias fisiológicas (como miopatías de captura y problemas derivados del proceso de persecución) y ecológicas (como la introducción de los perros y sus posibles patógenos en el medio silvestre, por ejemplo) de la técnica empleada en los individuos y su ecosistema, así como no evalúa los resultados a largo plazo.


Una revisión de literatura realizada por Lorand y colaboradores (2022) buscó evaluar la eficiencia de diferentes intervenciones para el manejo de conflictos entre humanos y grandes carnívoros. La eficacia de los métodos se evaluó según tres criterios, siendo uno de ellos los efectos secundarios negativos provocados. Estos efectos fueron subdivididos en daños a la población de grandes carnívoros,  incluyendo posibles daños a la vida e integridad de los individuos y la viabilidad de toda la población, y daños a la cohabitación, considerando daños económicos e impactos a la tolerancia humana. Aunque las intervenciones no letales presentan bajo potencial dañino (media = 6.0/100, siendo el límite = 20.0/100), los autores destacan disparidades en el nivel de confiabilidad de los trabajos analizados, principalmente en cuanto a los protocolos utilizados y la falta de proyectos experimentales rigurosos. Los estudios analizados, así como el abordado en este texto, no acompañaron los cambios en los conflictos y los daños potenciales a la población de carnívoros a largo plazo, imposibilitando una evaluación completa sobre sus eficacias y sus aspectos éticos.  Además, hay que considerar que los perros guardianes fueron responsables de la caza y muerte de especies objetivo y no objetivo en varias ocasiones (Lorand et. al, 20222). Sin embargo, cuando debidamente entrenados y corregidos, son capaces de discriminar las especies minimizando los accidentes, incluso con herbívoros (Whitehouse-Tedd et. al., 2020).

Según Khorozyan y Waltert (2019), la efectividad de las intervenciones contra los depredadores tiende a disminuir con el tiempo a medida que los animales se acostumbran.  Al analizar investigaciones para medir cuánto tiempo las intervenciones contra animales depredadores permanecen efectivas, los autores concluyeron que en la mayoría de los casos el uso de perros guardianes resultó en una rápida habituación, causando una caída en la eficiencia después de un mes o año.  A pesar de ser clasificada como una técnica no letal, la persecución por perros guardianes puede generar consecuencias letales o subletales para la vida silvestre a largo plazo, tales como impactos ecológicos y fisiológicos del miedo, desplazamiento de poblaciones y lesiones que se traducen en una menor aptitud física y mortalidad (Whitehouse-Tedd et al., 2020). Allen y colaboradores (2019), proponen que las consecuencias negativas en el bienestar de los animales pueden ser potencialmente mayores con el uso de perros guardianes cuando se comparan con métodos letales. Sin embargo, según Johnson y colaboradores (2019), el uso de perros guardianes es eficiente para reducir los conflictos que requieren una interacción mínima con la vida silvestre, mientras que los métodos letales se basan en la reducción sustancial de las poblaciones de animales salvajes, provocando altas tasas de mortalidad e impactando en el comportamiento de más animales. Así, los métodos no letales siguen siendo los más eficientes y ecológicamente éticos, pero aún necesitan más discusiones y estandarización, no solo de su forma de aplicación, sino también del monitoreo de sus efectos a corto y largo plazo. En una perspectiva de la realidad brasileña, los perros tal vez no sean los más indicados métodos de control no letales para la prevención de conflictos humano-animales. Sin embargo, otras técnicas pueden y deben ser estudiadas para que tales conflictos sean mitigados de forma a proteger la población, las producciones agropecuarias y los propios animales.


 Autor: Giovanna de Melo Inácio - Subdirectora de Divulgación del GEAS Brasil.

 Panel Salvaje de junio/2025.




Referencias:


ALLEN, B. L.; ALLEN, L. R.; BALLARD, G.; DROUILLY, M.; FLEMING, P. J. S.; HAMPTON,  J. O, HAYWARD, M. W.; KERLEY, G. I. H.; MEEK, P. D.; MINNIE, L.; O’RIAIN, M. J.; PARKER, D. M.; SOMERS, M. J. Animal welfare considerations for using large carnivores and guardian dogs as vertebrate biocontrol tools against other animals. Biological Conservation. v. 232. p. 258-270. 2019..

BARLOW, A. C. D.; GREENWOOD, C. J.;  AHMAD, I. U.; SMITH, J. L. D.  Use of an action‐selection framework for human‐carnivore conflict in the Bangladesh Sundarbans. Conservation Biology. v 24, n 5, p 1338–1347. 2010.


BLUMSTEIN, D. T. Habituation and sensitization: new thoughts about old ideas. Animal Behaviour. v. 120, p. 255–262. 2016.


DELLINGER, J. A.; BASTO, A. F; VICKERS, T. W.; WILMERS, C. C.; SIKICH, J. A.; RILEY, S. P. D.; GAMMONS, D.; MARTINS, Q. E.; WITTMER, H. U.; GARCELON, D.K.; ALLEN, M.  L.; CRISTESCU,  B.; CLIFFORD, D. L. Evaluation of the effects of multiple capture methods and immobilization drugs on mountain lion welfare. Wildlife Society Bulletin. v. 47, e. 1494. 2023.


GRAHAM, K; BECKERMAN,  A. P.; THIRGOOD, S. Human-predator-prey conflicts: ecological correlates, prey losses and patterns of management. Biological Conservation. v. 122, p. 195-171. 2005.


LORAND, C. ROBERT, A.; GASTINEAU, A.; MIHOUB, J-B; BESSA-GOMES, C. Effectiveness of interventions for managing human-large carnivore conflicts worldwide: scare them off, don’t remove them. Science of The Total Environment. v. 838, 156195. 2022.


MUNSON, P. To Chase or Not to Chase: Hazing Mountain Lions with Dogs. Mountain Lion Foundation. 2025. Disponível em: https://mountainlion.org/2025/01/14/to-chase-or-not-to-chase-hazing-mountain-lions-with-dogs/. Acesso em: 7 jun, 2025.


NYHUS, P. J. Human–wildlife conflict and coexistence. Annual Review of Environment and Resources v. 41, p. 143–171. 2016.


PARSONS, M. A.; GEORGE, B. E.; YOUNG, J. K. Evaluating The Efficacy of Aversive Conditioning of Mountain Lions with Hounds. CWBM. v. 13, n. 2, p. 126-137. 2024.


KHOROZYAN, I.; WALTERT, M. How long do anti-predator interventions remain effective? Patterns, thresholds and uncertainty. Royal Society Open Science. v. 6. 2019.


WHITEHOUSE-TEDD, K.; WILKES, R.; STANNARD, C.;  WETTLAUFER,  D. CILLIERS, D. Reported livestock guarding dog-wildlife interactions: Implications for conservation and animal welfare. Biological Conservation. v. 241. 2020.

 
 
 

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