En los últimos años, la recuperación de las poblaciones mundiales de ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) se ha destacado como uno de los mayores éxitos de la biología de la conservación (BEJDER et al., 2016; NOAA, 2016). Especie cosmopolita y migratoria (CLAPHAM; MEAD, 1999), la jorobada se ha beneficiado de los tratados internacionales que, desde 1986, prohíben su caza en todo el mundo, que estuvo a punto de llevarla a la extinción entre los siglos XIX y XX. Con la eliminación de esta amenaza, las poblaciones de jorobadas vienen creciendo en diversas regiones del planeta (ANDRIOLO et al., 2010; BORTOLOTTO et al., 2016b; UICN, 2021), lo que resultó en la reclasificación de la especie de: Vulnerable para Menos Preocupante en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (REILLY et al., 2008).
En Brasil, las ballenas jorobadas se reproducen principalmente a lo largo de la costa central y en el noreste del país, desde Rio Grande do Norte hasta Rio de Janeiro (MARTINS et al., 2001; SICILIANO, 1995; ZERBINI et al., 2004). Sin embargo, el Banco de Abrolhos, en el sur de Bahia y norte de Espírito Santo, es su principal área reproductiva (MARTINS et al., 2001; ANDRIOLO et al., 2006). La población que migra a aguas brasileñas durante el invierno se ha estimado en unos 6.250 individuos, y en 2005 correspondía aproximadamente al 30% del tamaño de la población anterior a la caza comercial (ANDRIOLO et al., 2010; ZERBINI et al., 2011b). Un estudio genético realizado por Engel y Martin (2009) reveló que la población brasileña de ballenas jorobadas, designada “BSA - Breeding Stock A”, se alimenta en la región de la Isla Georgia del Sur y Sandwich del Sur, en el Mar de Scotia. Los estudios de telemetría (Zerbini et al., 2006) corroboraron este destino migratorio después de la temporada de cría en Brasil.
La protección total de esta población ha permitido que las ballenas jorobadas vuelvan a ocupar sus áreas de distribución originales a lo largo de gran parte de la costa brasileña. En 2014, con la retirada de la especie de la Lista Oficial de Especies Brasileñas Amenazadas, el Proyecto Ballena Jorobada fue reconocido por el Ministerio de Medio Ambiente por su papel fundamental en la preservación y recuperación de la especie (INSTITUTO Baleia Jubarte, 2023). Fundado en 1988 como parte de las iniciativas para crear el Parque Nacional Marino de Abrolhos, el proyecto se desarrolló con el objetivo de estudiar y proteger la población restante de ballenas jorobadas que se reproducen en aguas brasileñas, una especie que en aquel momento aún estaba amenazada de extinción. Tras más de 35 años de esfuerzos continuos, las ballenas jorobadas de Brasil se han recuperado en gran medida. El proyecto, gestionado actualmente por el Instituto de la Ballena Jorobada y patrocinado por Petrobras desde 1996, mantiene cinco bases físicas en Praia do Forte, Caravelas e Itacaré, en Bahía; en Vitória, en Espírito Santo; y en Ilhabela, São Paulo. Además de estas localidades, también opera en otras regiones a través de asociaciones con instituciones similares de los sectores público y privado. Sus actividades se centran en tres áreas principales: investigación, educación y políticas de conservación, con el objetivo de garantizar la plena recuperación de la especie.
El desarrollo reciente de tecnologías de rastreo, como el desarrollo de la varilla marcadora de Villum (HEIDE-JORGENSEN et al., 2003) y las mejoras en la construcción de transmisores, ha permitido un seguimiento más prolongado de diversas especies, entre ellas la ballena jorobada. Gracias a estos avances, ha sido posible seguir sus movimientos con mayor precisión, revelando que, además de su principal zona de alimentación en las islas Georgia del Sur en la Antártida, la especie ha sido avistada en lugares fuera de su ruta migratoria habitual, como la costa de Ecuador en el Océano Pacífico y entre Mozambique y Madagascar en el Océano Índico. Estos avistamientos sugieren que algunas ballenas jorobadas realizan migraciones más amplias de lo que se pensaba.
La recuperación de las poblaciones de ballenas jorobadas representa no solamente un triunfo de la biología de la conservación, sino también un hito en el equilibrio entre las necesidades humanas y la preservación de la biodiversidad. El caso de las ballenas jorobadas pone de relieve la importancia de las medidas de protección globales y colaborativas, como la prohibición internacional de la caza, y demuestra el impacto positivo que los esfuerzos científicos, como el Proyecto Ballena Jorobada, pueden tener en la recuperación de especies amenazadas. Además, el uso de tecnologías avanzadas de monitorización amplía los límites del estudio de las migraciones y hábitos de la especie, revelando patrones que antes escapaban a toda comprensión. Este escenario subraya la continua importancia de la ciencia y la gestión medioambiental para garantizar que, incluso ante nuevas presiones y retos, la trayectoria de recuperación de la ballena jorobada siga siendo un ejemplo inspirador de éxito en la conservación y la resistencia de las especies.
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