Pese a soportar la injusta carga de ser considerados los "grandes villanos de los mares", los tiburones, junto con las rayas y las quimeras, desempeñan papeles vitales en los ecosistemas acuáticos de todo el planeta. Estos animales pertenecen a la clase Chondrichthyes (peces cartilaginosos) - subclase Elasmobranchii (tiburones y rayas) y Holocephali (quimeras) - y se encuentran entre los vertebrados de más éxito evolutivo, con una historia vital que comenzó hace unos 400 millones de años (MARANHO; BALDASSIN, 2014). En todo el mundo, se han descrito aproximadamente 1.200 especies de elasmobranquios (NELSON apud ICMBio, 2016), mientras que en Brasil se conocen alrededor de 211, incluyendo especies marinas y de agua dulce (GADIG et al. en BRASIL, 2023).
Entre los tiburones y las rayas que habitan las aguas marinas brasileñas, algunas especies destacan por su importancia ecológica y su presencia significativa en diferentes hábitats. Tiburones como el Tiburón nodriza (Ginglymostoma cirratum) (figura 1A) y el Tiburón arenero tigre (Carcharias taurus) (figura 1B) son avistados en las costas brasileñas y no representan un gran riesgo para la vida humana, con muy pocos informes de ataques. Ejemplares de estas especies pueden ser encontrados bajo cuidado humano en acuarios brasileños, junto con algunas especies de rayas que también están presentes en la naturaleza, como la Raya gavilán mancha (Rhinoptera bonasus) (figura 1C) y la Raya jaspeada (Aetobatus narinari). También hay que destacar algunas especies que habitan o transitan por ambientes de agua dulce, como las rayas de la familia Potamotrygonidae, que viven exclusivamente en estos lugares, o el Tiburón sarda (Carcharhinus leucas), que se considera una especie marina que hace incursiones en agua dulce.
La variedad de especies de estos fascinantes animales implica individuos con características propias y desafíos para la conservación. El norte de Brasil está considerado un hotspot mundial de elasmobranquios (WOSNICK et al., 2019), lo que significa que es un lugar con una gran biodiversidad de animales de esta clase. Especies como el Tiburón cazón picudo sudamericano (Isogomphodon oxyrhynchus) (figura 1D), clasificado como En Peligro Crítico (CR) en la Lista Roja de la UICN debido a la alta incidencia de captura incidental en la pesca artesanal, son endémicas de las aguas costeras del norte de Sudamérica (LESSA apud WOSNICK et al., 2019). Hace algunas décadas, el consumo de carne de tiburón y raya estaba restringido a las poblaciones costeras y ribereñas, pero con la reducción de las poblaciones de peces, el consumo de esta carne se ha generalizado y apreciado (MARANHO; BALDASSIN, 2014). Junto con el aumento de la caza para comercializar productos de consumo como las aletas de tiburón, otras acciones antropogénicas también amenazan la integridad de los elasmobranquios, como la degradación de los ambientes costeros, la captura accidental (by-catch), el aumento del poder de pesca y la estrategia de vida propia de la especie (CAMHI et al. apud LESSA et al., 1999).
Frente a estos desafíos, es esencial implementar acciones de conservación efectivas para proteger las poblaciones de elasmobranquios en Brasil y en todo el mundo. El Plan de Acción Nacional para la Conservación de Tiburones y Rayas (PAN Tiburones) es una importante iniciativa en este sentido, destinada a promover la conservación y la explotación sustentable de estos animales. El PAN Tiburones establece directrices y estrategias para proteger las especies vulnerables, reducir las capturas accidentales y vigilar las poblaciones de elasmobranquios en todo el país. Además, otras medidas de conservación incluyen la creación y expansión de áreas marinas protegidas, la implementación de normas más estrictas para la pesca comercial y la concienciación pública sobre la importancia de los elasmobranquios para los ecosistemas acuáticos (BRASIL, 2023), teniendo en cuenta que son animales que actúan en el control poblacional de las aguas, regulando las especies invasoras y manteniendo el equilibrio en las cadenas alimenticias, realizan el ciclo de nutrientes, ayudan a mantener la salud de los arrecifes de coral y son excelentes bioindicadores de la salud de estos ecosistemas.
Con toda la trascendencia ecológica que gira en torno a la simple existencia de estos animales, su presencia en las aguas es puramente bella. En sus formas más variadas, con su hidrodinámica única y sus comportamientos diversos, estos seres milenarios resultan fascinantes a los ojos de cualquiera que se preocupe lo suficiente por conocerlos, y todos los profesionales del sector tienen una función educativa que es cumplir con la promesa de actuar en favor de la conservación. Al fin y al cabo, según el ingeniero forestal senegalés Baba Dioum (1968), sólo se conservará lo que se ama, sólo se amará lo que se comprende y sólo se comprenderá lo que se enseña.
Figura 1. A) Tiburón nodriza (Ginglymostoma cirratum) en el Acuario Marino de Río de Janeiro; B) Tiburón arenero tigre (Carcharias taurus) en el Acuario Marino de Río de Janeiro; C) Raya gavilán mancha (Rhinoptera bonasus) fotografiada en Océanopolis Brest (FRA); D) Tiburón cazón picudo sudamericano (Isogomphodon oxyrhynchus) capturado en Surinam por el Centro de Biodiversidad Naturalis.
Fuentes: 1A. Colección del Acuario Marino de Río de Janeiro; 1B. Colección del Acuario Marino de Río de Janeiro; 1C. Sitio de Wikipedia, 2012; 1D.Colección del Centro de Biodiversidad Naturalis.
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