El oso de anteojos (Tremarctos ornatus) es el único representante de la familia Ursidae en Sudamérica, y es también el último representante vivo de la subfamilia Tremarctinae. La especie se distribuye por la mayor parte de los Andes, hallándose en bosques húmedos de montaña desde Venezuela hasta la frontera entre Argentina y Bolivia, recorriendo países como Perú, Bolivia y Ecuador. También se cree que existe una pequeña población en Panamá y en el noroeste de Argentina. Los osos de esta especie tienen un cuerpo macizo con un tórax musculoso y las extremidades torácicas más grandes que las pélvicas. Las garras son fuertes, curvadas y no retráctiles. El hocico es más corto que el del resto de los úrsidos. Tienen orejas pequeñas y redondeadas y suelen reconocerse por la presencia de manchas claras alrededor de los ojos, en la barbilla, la garganta y el pecho, que pueden variar del blanco al amarillo. Cada oso tiene un patrón único de manchas, y se puede distinguir un individuo de otro por ellas. Son animales omnívoros con tendencia a la herbivoría, alimentándose principalmente de cactus, bromelias, nueces de palmera, bambúes, orquídeas, frutos y hojas de palmera sin abrir, y también son capaces de arrancar la corteza de los árboles en busca de larvas de insectos. Con menor frecuencia, se alimentan de pequeños roedores y aves. Curiosamente, durante la época de maduración de la fruta (de abril a junio), las parejas de osos alcanzan su máxima actividad reproductora, aunque pueden procrear en cualquier momento del año. Cada pareja permanece junta durante quince días y puede aparearse varias veces. Los oseznos (de 1 a 3 por gestación) nacen entre diciembre y febrero, tras unos 7 meses de gestación, y permanecen con su madre alrededor de un año hasta que están preparados para alimentarse y sobrevivir por sí solos. Los individuos alcanzan la madurez sexual entre los 4 y los 7 años. Los periodos de apareamiento y el nacimiento de los oseznos son los únicos momentos en que estos animales pueden verse en grupo, ya que suelen ser solitarios. Los osos de esta especie son excelentes trepadores de árboles y tienen la costumbre de construir nidos para alimentarse y descansar, además de ser unos nadadores excepcionales. Son diurnos, pero también pueden estar activos por la noche, y no suelen acercarse a los humanos a menos que se sientan amenazados o haya una madre protegiendo a sus crías. La importancia de esta especie en el ecosistema es muy amplia. Son excelentes diseminadores de una gran variedad de semillas y contribuyen al desarrollo del sotobosque, ya que rompen las ramas de la parte superior de los árboles, permitiendo que la luz del sol llegue a los estratos inferiores de la vegetación. Los Tremarctos ornatus también se consideran una "especie paraguas", lo que significa que son excelentes indicadores de la calidad del medio ambiente, y su presencia y conservación garantiza la supervivencia y prosperidad de otros seres vivos dentro del ecosistema en el que viven. A pesar de ello, debido principalmente a la invasión a gran escala de su hábitat para actividades agrícolas y plantaciones de coca, así como a la caza depredadora motivada por la creencia popular en las propiedades medicinales de algunos de sus órganos, la especie está considerada vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y su población está disminuyendo. Los esfuerzos para su conservación se han llevado a cabo en todo el mundo a través de un programa internacional, destacando en Brasil el zoológico de Brasilia, que cuenta con un ejemplar de oso de anteojos: Liz.
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