¿Conoce la isla Queimada Grande? Situada a 36 km de la costa de Itanhaém, São Paulo, la isla de Queimada Grande alberga un gran número de serpientes venenosas. El gran número de serpientes del lugar, que supera las 15.000, hace que esté prohibido el desembarco de visitantes y pescadores. Los numerosos accidentes ya ocurridos, unidos a la dificultad de acceso y a la escasez de medios, han llevado a automatizar el faro existente en la isla, descartando la necesidad de una persona encargada del servicio. Además, allí no hay puestos fijos de policía forestal, ni siquiera investigadores.
La formación de esta peculiar isla se debe al deshielo de la era glacial, que propició un aislamiento geográfico de la región. De este modo, los animales que no pudieron escapar quedaron aprisionados en el lugar y desarrollaron particularidades, debido a la necesaria adaptación al nuevo entorno. Uno de los principales representantes de la isla es el Bothrops insularis, el ‘Ilhoa Jararaca’. Aunque se la reconoce como pariente de la Bothrops jararaca, conocida como jararaca-da-mata o jararaca continental, el veneno de la Ilhoa puede ser hasta veinte veces más fuerte, un importante mecanismo de caza que agrava aún más los accidentes. Otra diferenciación es que, debido a que su dieta se basa en las aves, la ‘Ilhoa Jararaca’ se encuentra a menudo en las copas de los árboles. Su coloración también es un punto diferenciador entre las especies, ya que Bothrops insularis se presenta de forma mucho menos llamativa, con colores entre el ocre y el marrón claro, lo que le permite un mayor camuflaje en el medio en el que se encuentra.
A pesar de ser considerada una especie endémica de la isla de Queimada Grande, la ‘Ilhoa Jararaca’ está clasificada en peligro crítico de extinción. Al tratarse de un animal que se encuentra específicamente en este lugar, las acciones y medidas de conservación son de extrema importancia para la especie. El acceso controlado al yacimiento, que permite principalmente la entrada de biólogos del Instituto Butantan, contribuye no sólo al mantenimiento y conservación de los especímenes existentes, sino también a la seguridad de la población en general, evitando un contacto extremadamente peligroso.
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