Las arañas son artrópodos pertenecientes al orden Araneae de la clase Arachnida. Hasta el momento se han descrito más de 40.000 especies de este orden, número que crece constantemente. Estos artrópodos están presentes de forma natural en todos los continentes, excepto en la Antártida, y ocupan diferentes ambientes terrestres, con mayor variedad en las regiones tropicales.
Las arañas, en su mayoría nocturnas, se encuentran en diversas condiciones ecológicas. Además, presentan distinciones en sus características morfológicas y tienen diferentes estrategias de depredación y modos de dispersión.
La agroecología tiene preceptos que buscan desarrollar sistemas de producción agrícola con mayor sostenibilidad y, para ello, son necesarias prácticas de manejo que potencien el control biológico natural. En este contexto, las arañas, al igual que otros arácnidos, son depredadores y se alimentan principalmente de insectos y, en consecuencia, se identifican como enemigos naturales y pueden controlar de manera eficiente las poblaciones de insectos plaga. Las arañas de la familia Lycosidae, por ejemplo, pueden matar más de 50 veces la cantidad de grillos de los que pueden alimentarse. Otros estudios han demostrado que el aumento de la actividad de las arañas en ciertos agroecosistemas contribuye a la reducción de las chicharritas.
En condiciones normales, algunas arañas pueden viajar unos 20 metros por noche, sobre el suelo o la vegetación. En condiciones adversas, pueden moverse de 100 a 200 metros por noche en busca de alimento y mejores condiciones ambientales, por lo que pueden depredar insectos en un área grande y dispersarse fácilmente. Hay especies que capturan al acecho y emboscadas, y otras que utilizan telarañas de diferentes formas para atrapar a sus presas.
Arañas de diferentes especies pueden ser necesarias para el control biológico, sin embargo, las mismas arañas no son eficientes en todos los agroecosistemas ni contra todos los tipos de presas, ya que difieren en las estrategias de caza, preferencia de hábitat y período de actividad. Además, algunas medidas son importantes para la preservación de la depredación dentro de un agroecosistema, como la reducción de sustancias químicas y físicas dentro de los hábitats y la adopción de refugios naturales para estos depredadores.
De esta forma, es posible comprender la importancia de las arañas para el control biológico de plagas en los sistemas agroecológicos, siendo su diversidad un indicador de estabilidad, productividad y complejidad del sistema. Más estudios sobre la depredación de arañas sobre insectos son esenciales, ya que permiten mejorar las gestiones conservacionistas, reduciendo los daños al medio ambiente y produciendo conocimiento sobre la biodiversidad local.
REFERENCIAS
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